El Gato: Los egipcios los adoraban, creían en su poder mágico y protector,  por eso colocaban estatuas inspiradas en ellos fuera de sus casas, para impedir la entrada de espíritus malignos. Esto tiene su origen en que los gatos son animales misteriosos y enigmáticos y en que se cree que son  capaces de verlo todo. Debido a su alta sensibilidad, son capaces de percibir imperceptibles ruidos o sensaciones y estar alerta de todo lo que ocurre a su alrededor. Esta alta capacidad de captar lo inapreciable casi como de un sexto sentido se tratara, hace de los gatos un animal único.

La Tortuga: La tortuga es un ser muy antiguo y venerado en muchas culturas. Es un animal muy longevo,  y por este motivo simboliza valores tan perpetuos como lo son la permanencia y la sabiduría o conocimiento.  Por vivir un periodo tan largo de vida, se le asocian  conceptos que vienen dados con la experiencia de los años, como son la buena intuición y la prudencia. Un animal sagrado y un fiel antepasado, que nos invita a ser pacientes y observadores,  y sobre todo, a tener una reflexión meditativa con nosotros mismos.

La Salamandra: La salamandra es un símbolo de magia y pureza. Con una apariencia muy semejante a un medio dragón y media serpiente,  es un animal que resiste de forma extraordinaria al calor, por eso se le asocia con la permanencia y con el fuego. La fuerza de este animal y su capacidad para resistir hacen de él todo un símbolo de fortaleza y de disciplina.

El Elefante: El elefante es considerado un símbolo de fortaleza y sabiduría, y por ello se le considera un ahuyentador de obstáculos debido a su poder, a su estabilidad y a su solidez. Son muchas las culturas que ven en los elefantes un símbolo de buena suerte y de felicidad puesto que, como ya hemos dicho, el principal mensaje relacionado con los elefantes es que son capaces de hacer frente a cualquier obstáculo o problema que se les enfrente. Todos estos valores son los que un animal tan sagrado como éste nos inspira, la fiel representación de una figura llena de sabiduría y soberanía.

El Búho: Desde hace mucho tiempo el búho ha sido considerado un animal de mucha importancia para la raza humana, llegando incluso a ser considerado en algunas culturas un animal sagrado.  Se le asigna el papel de gobernante de la noche, actuando como guardián de los espíritus y guía de las almas.  Además, en él vemos valores tan profundos como el misticismo y el silencio,  pues esos grandes ojos les permiten ver en la oscuridad de la noche, y así poder prever y adaptarse a las situaciones y condiciones más insólitas. Este vínculo tan estrecho con la noche, ha alimentado el rumor de sus poderes psíquicos y su influencia en nuestros sueños más profundos.

La Rana: Es todo un simbolismo de la madre tierra y la energía que emerge de ella, pues su vida se desarrolla en dos elementos tan importantes como los son el agua y la tierra, coexistiendo en simbiosis entre ambas materias primas. Esta capacidad de vivir tanto en tierra como en agua hace de esta criatura todo un ejemplo de adaptación a situaciones muy diversas y a la capacidad de anteponernos ante situaciones adversas. Por este motivo, las ranas constituyen un símbolo de perseverancia y energía.